La terapia de Aceptación y Compromiso, ACT, es un abordaje terapéutico novedoso y eficaz que usa diferentes protocolos y ejercicios experienciales para ayudar a los pacientes a cambiar su relación con los pensamientos y emociones dolorosas y así ser capaces de desarrollar una vida más cercana a lo que para la persona es valioso. Como terapia busca ayudar a las personas a que encuentren significado a su sufrimiento mientras se acercan a actuar coherentemente con sus valores (Wilson y Luciano, 2002).
ACT ha demostrado ser beneficiosa para una gran variedad de problemas clínicos, incluyendo depresión, ansiedad, estrés, abuso de sustancias, dolor crónico e incluso síntomas psicóticos. Las profundas bases teóricas de la terapia hacen que además se pueda aplicar a otros contextos como el educativo, laboral, sanitario o comunitario, entre otros. Se ha probado que ACT produce mejorías clínicamente significativas en un amplio rango de trastornos psicológicos, y cada vez son más los estudios y ensayos clínicos que lo confirman.
La terapia de Aceptación y Compromiso asume que la mayoría del sufrimiento psicológico está causado por la naturaleza del lenguaje y la cognición humana y el intento de controlar el comportamiento desde la evitación de ciertas circunstancias que valoramos como desagradables, por ejemplo, tratando de evitar o eliminar experiencias internas no deseables como pensamientos, recuerdos, imágenes o sensaciones. Estos esfuerzos pueden tener resultado a corto plazo pero no funcionan a largo plazo, creando generalmente aún más sufrimiento psicológico ya que la vida de las personas está más orientada a deshacerse del malestar que a vivir una vida plena. Este patrón de funcionamiento ha sido definido por algunos autores como “evitación experiencial destructiva
Junto a la Terapia de Aceptación y Compromiso , la Psicoterapia Analítico Funcional (Kohlenberg y Tsai, 1991) «FAP», es una de las llamadas Terapias de Tercera Generación. ACT y FAP se complementan y facilitan la creación de relaciones terapéuticas profundas, intensas, significativas y saludables.
La Psicoterapia Analítico Funcional es capaz de crear un contexto terapéutico orientado al cambio y ayuda al cliente y terapeuta a conceptualizar cada caso individualmente desde un punto de partida fundamental: que el cliente entienda y experimente la relación, a veces contradictoria, entre “lo que quiere”, “lo que hace” y “lo que consigue”. Este análisis funcional del caso permite adaptarse a las características del problema de cada paciente y así proponer conjuntamente soluciones flexibles y personalizadas.