Este enfoque constituye la herencia lógica del conductismo que basa sus premisas fundamentales en que las personas tenemos unos hábitos fruto de nuestra historia de aprendizaje. Este primer componente se denomina conducta, toda conducta es susceptible de evaluación, análisis y modificación.
La modificación de conducta disfuncional o problema es el objetivo de intervención. Toda conducta esta asociada a su vez a emociones, sentimientos, pensamientos y a una experiencia que la envuelve.
La unidad de intervención es la conducta y al ser extinguida, modificada o sustituida por otra funcional, cambiará la vivencia de esos pensamientos, emociones y sentimientos egodistónicos o perturbadores asociados, modificando con ello la experiencia de la persona.
Al añadir al conductismo la dimensión cognitiva, compuesta principalmente por esquemas mentales automáticos que se activan ante situaciones problema y que generan pensamientos negativos asociados, obtenemos otra unidad de intervención en la evaluación, análisis y modificación del problema-trastorno. Esta unión es más que la suma de las partes, y plantea un enfoque nuevo con el que abordar problemas y trastornos.
Sus principales modelos son la Terapia cognitiva de Beck y la Terapia Racional-Emotiva Conductual de Ellis.
Tanto los modelos principales, como las técnicas especificas de intervención cognitivo-conductuales constituyen el arsenal terapéutico de primera línea para abordar los trastornos mentales. Su riqueza y eficacia contrastada empíricamente hacen que desde Inspira Psicología contemplemos este modelo como uno de los enfoques psicoterapéuticos principales.
Las fases o secuencias de este enfoque psicoterapéutico son:
-Instrumentos de medida: Test, escalas y cuestionarios con fiabilidad y validez científica. Entrevistas, auto-registros y medidas de auto-informe de situaciones problema. Análisis funcional del problema.
Análisis diferencial entre posibles diagnósticos, descartar etiológica orgánica y formular un diagnostico provisional en base a los criterios contenidos en el DSM-V (APA) o CIE-10 ( OMS) .
Establecer tratamiento psicoterapéutico de elección, especifico para el trastorno-problema presentado y ajustarlo a la persona.